Área habitacional

Desarrollo y evolución durante el periodo tardoantiguo

La primera ocupación estable de este enclave se produce a finales del siglo V d.C., cuando se edifica la muralla, así como las viviendas, almacenes identificados y hornos metalúrgicos, hasta la plenitud del siglo VI d.C. 

 

Se considera a El Castillón dentro del grupo de los denominados asentamientos rurales fortificados o “castillos de primera generación”, que responderían a iniciativas específicamente privadas de los poderes locales. Es esencial la presencia de una élite local, que, ante alguna necesidad política, económica, bélica o de algún otro tipo, pudo haber generado un nuevo modelo de articulación del poblamiento y del territorio.

 

 

Existiría un grupo local que habría sido el fundador de este poblado a finales del siglo V d.C., con la necesidad de proteger y consolidar una situación y unos intereses de privilegio que ostentaban en esta zona y que, en un momento más convulso, precisarían de un cambio en el sistema productivo y de una reorganización del territorio.

 

Se asocia la fundación de este enclave a la necesidad de un determinado grupo local de asegurar el control del territorio circundante, que incluye la producción agropecuaria, el acceso a determinados recursos mineros, fluviales, económicos y, sobre todo, el liderazgo y la jefatura comunitaria. Todo ello permitiría su desarrollo y afianzamiento tras la desaparición del aparato estatal romano, estableciéndose como un importante núcleo de poder dentro del valle del Esla.

 

Existiría un grupo social destinado a las labores agrícolas y ganaderas de una forma constante, que permitirían aprovisionarlo, complementándose con otras actividades de pesca, caza y recolección de moluscos de río.

 

  

Por otra parte, se encuentran especialistas destinados a todo el proceso de trabajo metalúrgico, encargados de la extracción y el transporte del mineral, así como su reducción en los hornos destinados a este fin, y la posterior elaboración de los productos. 

 

 

Esta fase, que se prolonga hasta mediados del siglo VI d.C., llega a su fin a causa de la destrucción, provocada por un gran incendio generalizado, que se localizó en diversas viviendas excavadas en el yacimiento.  

 

La abundante cantidad de materiales, permiten ofrecer una visión cronológica sobre esta fase de ocupación, además de elementos que indican las diferentes funciones de los espacios, destacando los hornos metalúrgicos, los espacios de almacenamiento o zonas funcionales con gran densidad de estructuras de combustión. 

 

La evolución urbanística se establece de una forma predeterminada, en torno a dos factores principales: la defensa de una determinada población y el control de los recursos y el territorio circundante.

 

Respecto a los hornos metalúrgicos, localizados en la zona Norte del poblado, estarían en funcionamiento en este momento. 

 

El Castillón: un poblado entre suevos y visigodos

La mencionada frontera entre suevos y visigodos quedaría definida como un espacio de disputa entre ambos reinos, más que de una frontera, habría que hablar de un espacio en el que los poderes ejercerían su hegemonía y en la que se alternarían los episodios bélicos con otros periodos de paz. 

 

Debemos de entender esta frontera, no como un auténtico limes entre ambos reinos, sino que la plasmación material y física de esta frontera se registraría en una amplia red de ciudades, castra y castella destinada a disuadir al enemigo y desde la que organizar una respuesta en caso de agresión.

 

Los castra y castella actuarían como centros secundarios en el reparto del poder. Dentro de este contexto se podría incluir a El Castillón como perteneciente al segundo grupo, de castra y castella, que controlaría un determinado territorio, vinculado con el vado del río Esla. 

 

Viviendas y lugares de almacenamiento

En la zona central del asentamiento se localiza un gran edificio, que consta de un total de ocho habitaciones. La función principal de todo este complejo habitacional, durante el siglo V, se relacionaría con el almacenamiento de productos alimentarios, especialmente faunísticos, de los cuales se han podido recuperar una gran cantidad correspondientes a ovicaprinos y aves, y en menor medida de suidos, cérvidos, roedores, vacuno, e incluso malacofauna e ictiofauna.

 

 

Otra de las zonas habitacionales excavadas es la vivienda Sur, que ofrece también varios espacios destinados al almacenamiento de semillas, así como tres cerámicas localizadas sobre un banco corrido y una estructura de lajas de pizarra hincadas que contenían una gran cantidad de semillas de cereales.

 

Se trata de áreas habitacionales de gran tamaño, con muros realizados en piedra caliza, y techumbres a dos aguas de pizarra. En el interior de estas viviendas se ha localizado un gran número de materiales arqueológicos, como cerámica, cereales, fauna, metales, vidrios, elementos constructivos, etc, que nos han permitido reconstruir la vida de las poblaciones que ocuparon este lugar.